El Regreso a Casa...

El domingo mi familia celebramos el cumpleaños de mi primo N en casa de mis tíos. Me sentí contenta después de verlo, pues pensé que no lo volvería a ver después de mucho tiempo. Bueno, pero eso "sentí" aunque a decir verdad, en el fondo no estoy totalmente de acuerdo con su regreso. Quiero decir, no es que no lo quiera, todo el mundo sabe que adoro a mi primo, sólo que pienso que no estaba listo para irse, o que debió darse cuenta que irse del país sería difícil, que todos tenemos que empezar desde abajo y sufrirla para alcanzar nuestras metas y que la adaptación cuesta, y cuesta mucho. Creo que él sólo supuso que irse y lograrlo fuera sería más fácil, que como es bueno en lo que hace iría de frente a lo suyo. Pero estoy segura que las cosas no son así.

Bueno, eso no importa ya. Podremos hacer todas las cosas que planeamos y nunca logramos hacer. Recién me doy cuenta que a pesar que me gusta saber a mi familia unida, yo no soy muy unida a ellos. Y es que aunque los quiero muchos, no me puedo realmente identificar con casi nadie, porque siento que todos son muy diferentes a mí, pero igual muy adaptables entre ellos.

El domingo mientras yo estaba sentada con mis papás y mis tíos hablando sobre la evolución de la educación en el país en el último siglo me puse a ver por un momento a mis sobrinos y a mis primos jugando en el patio... obviamente en grupos etéreos. Al verme alejada de ellos recordé mi cumpleaños número 5. Estaba toda mi familia en mi casa y me sentía decididamente sofocada -no creo haber conocido esa palabra a esa edad- por lo que cogí mi libro de Chuky -no el de las películas, sino de unos hermanos. Cómo adoraba ese libro, creo que aún me lo sé de memoria- y me encerré en mi cuarto a leer hasta que mi mamá se preocupó y empezó a buscarme. Recuerdo que aún a los 5 años me desesperaba estar rodeada de niños. Y aún me siento así.

Y siento que aunque han pasado 16 años de esa fecha, aún sigo siendo la vieja y mis primos, incluso los mayores, siguen siendo los niños entre los que no siempre me hayo cómoda, porque simplemente nunca sé de que conversar o qué hacer con ellos durante mucho tiempo. Algo que no aburra a ninguno de nosotros, claro. Por eso prefiero hablar con los mayores (ya no les puedo decir "adultos" pues también yo lo soy), porque sus conversaciones tienen más sutancionalidad (apuesto que acabo de inventar esa palabra).

Igual nunca es tarde para adaptarse. Es decir, sé que nunca seremos los mejores amigos del mundo ni formaremos un clan, pero son mi familia, la única que tengo y que necesito, y los quiero por ello. Ya estoy planeando qué podemos hacer juntos y a dónde podemos ir todos, desde el de 15 hasta la de 24. Primos son primos.

En la facultad me siento cada vez más estresada. Y lamentablemente no por algo que pueda solucionar estudiando o haciendo más tareas. Cuando pienso en eso me empieza a doler cada músculo de mi cuerpo y me estreso peor. Ya me está doliendo la cabeza de nuevo. Ah claro, es que estoy otra vez con la bendita migraña.

El jueves tengo que presentar un trabajo de hace 2 semanas y aún ni pienso cómo empezarlo. Hoy debí haber terminado de leer y también de escribir mi artículo y ni lo uno no lo otro. Resultado: no estoy pensando bien, y ya me siento como loca otra vez.

Poco a poco estoy dando forma a mi nuevo "propósito" si así podría decirle. Y ya no tengo tanto miedo de hasta dónde puedo llegar porque sé que yo misma no me voy a aguantar tanto juego incluso hoy día ya sentí en algo los efectos. Pero de que algo queda, queda.

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No tengo planeado usar las verdaderas iniciales de las personas que alguna vez mencione en este blog porque sería muy obvio. Todas las iniciales son las equivalentes de un código secreto que inventé en sexto de primaria con mi amiga B -tampoco es su inicial real- basado en los libros del Sophie Madison, del capítulo "A Crime Of Two Cities" de la serie "Ghost Writer". Tampoco es el código de la serie, sino que inventamos uno similar pero a nuestro estilo. O sea que B, si algún día llegaras a leer esto vas a saber que eres tú. Pero no te preocupes, lo más probable es que sólo yo me acuerde del código.

P.D.: Sí, estoy muy loca.