sábado, 29 de marzo de 2008

Molinos de Viento...

¿Se han dado cuenta esos momentos en la vida en los que los días pasan bañados de un color cucaracha? De color "modesto" dirían los racistas. Bueno, pues lamentablemente así es como me siento hoy.

Cuando retomé el escribir este blog quería recuperar mis costumbres de antaño. Esos en los que escribía para esos amigos que hacía en Internet en foros de los mas locos y en lo que yo también me portaba como una niña loca y después de quejarme del vuelo de la mosca le sacaba el lado rosa al asunto. Aquellas épocas en las que la mitad del mundo eran "mis niños queridos" y me gustaba sentir una especie de complicidad fraternal con todos.

Será que las cosas ya no son tan fáciles o simplemente ya no puedo ser así, pero parece ser que este blog va a terminar siendo mi diario de cuentas pendientes, acusaciones y conflictos. Hoy también.

Asumo que esta semana empezó en un estado transitable de pasajera serenidad. Y aunque -vaya sorpresa- los problemas principales no giran alrededor de mío (lo cuál es un gran logro a mi cada vez más evidente narcisismo) le pasan a unas de las pocas personas a quienes guardo tan alta estima.

A quién le interese -y a quien no- el día de ayer lamentablemente falleció mi prima CJ. Le digo prima porque a pesar de haberla yo tratado en contadas ocasiones le tenía gran estima a la esposa de mi primo Ñ (quién a decir verdad tampoco es primo mío realmente, pero a estas alturas eso es lo que menos me importa). Aunque yo suelo no ser muy efusiva con la mayoría de personas en este desdichado mundo, lo de mi prima me afectó pues fue una partida muy apresurada y en alguien tan joven y con tanto por vivir aún. Su enfermedad parecía sacada de un caso de Dr. House; y también así la forma como se manifestó. Tanto tiempo ahí guardada y de pronto tan de la nada y tan fatal.

A veces me gusta que en mi familia (nuclear) no seamos tan hipocondriacos, aunque por mi cuenta ya lo haya sido muchas veces. Otra vez me asusta la falta de interés que le ponemos a estos asuntos cuando en todos los casos nuestra vida juega en ello, especialmente yo que estudio una carrera médica. Aunque también con unos padres con tan poco aprecio propio terrenal, no tengo mucho que esperar.

Pero el problema que más me ha traído de cabeza por estos días le sucede a mi amiga K, una de las mejores personas que he tenido la suerte de conocer y de la que aprecio constantemente su amistad.
Me desespera que aunque siempre he tratado de desarrollar la habilidad de aconsejar y consolar, no es precisamente uno de los dones principales que Dios me dio. Siento que me quedo corta y que por momentos el papel me queda grande y me desespera tanto no saber qué hacer ni qué decir para poder colaborar más con ella. Me gustaría por momentos ser ese tipo de gente archi-sensible que sabe exactamente qué decir en cada momento y tiene el consuelo indicado para el momento. Yo, una persona que valora su autenticidad y especialísima personalidad ante todo, no me importaría un ápice cambiar por completo con tal de serle el mejor bastón que pueda conseguir, porque quiero ser "esa amiga".

No sé de que tanta utilidad pueda ser, y sé que ahora mismo el rol que cumplo es lo que menos le importa, pero honestamente espero que en otros momentos se de cuenta que trato de dar lo máximo que puedo y hasta más por ella. Pero recién estoy aprendiendo.

Con todo, aún tengo un poco de egoísmo de cómo esta situación pueda repercutir en mí; pero estoy trabajando a pasos agigantados para derribarla y preocuparme en lo verdaderamente escencial en una situación como esta: ella.

Y ahora me es más fácil reconocer que en una relación -cualquier tipo que esta sea- hay momentos exclusivos para cada una de las partes involucradas. Momentos que necesariamente se le deben dedicar a uno de ellos. Antes creía que todo debía siempre ir a partes iguales, pero recién recaigo en ese error. Por eso ya habrá tiempo para todo.

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¿Y cómo va mi vida? Debido a estas dos situaciones actuales me encuentro más centrada que en todo el resto de la semana junta, pero está bien porque ahora requiero ser así. Y también está bien porque de otra manera esa parte demasiado correcta en mí que en los días pasados traté de sofocar con cojines gigantes ya estaría buscando situaciones demasiado radicales para enderezarme. Por una vez, el equilibrio es bueno.

Un MP3 y un libro son el mejor blindaje posible para un ánimo voluble cuando las cosas se ponen difíciles al rededor mío. Ha llegado un momento en el que ya cansada de no poder ser parte de una situación que me afecta directamente, he tenido que recurrir a la mediocre indiferencia y conformista resignación. Ya recordé porqué empecé a amar la lectura.

Con todo y el panorama actual que se mece al rededor mío, esos pequeños y esporádicos momentos en que las cosas simplemente "no están mal" se han vuelto inapreciables para mí. Ya no me cansé de esperar situaciones en las que simplemente se "esté bien", porque hace casi 7 años que las sigo anhelando. El "no mal" se ha vuelto un mérito bastante satisfactorio. Aún así odio esta satisfacción a ente y me siento representando día a día con mi vida a Kafka en su metamorfosis. Si con esto logro un Tony, todo habrá valido la pena.

Y cambiando de coyuntura, ¿sintieron los temblores de hoy? A la 1:40am y las 8:53am. El primero me arrancó de ese letargo que inicia cuando empiezas a soñar y en el que no estas segura de si estas despierto o dormido, pero estás. El segundo me asustó pero no por el movimiento telúrico en sí sino por mi reacción. Y es que para alguien como yo que ha soportado estoicamente el terremoto sonriendo junto a una niña pequeña, no es muy normal que digamos que salga de la cama para salir a la calle con BBD y pantaloneta stretch (por supuesto que no es mi estilo, pero el calor me obliga a dormir con eso). Recién en la puerta de mi casa y al ver a todas las locas de mis vecinas en la calle reaccioné sobre los descabellado de mi accionar. Mi mamá está preocupada con lo "cabeza volada" y "desesperada" que estoy. Con que no se la dé por cuidarme más, todo en su sitio.

No sé como vayan a terminar las cosas por acá, pero en un estilo propiamente mío me estoy tratando de preparar y tener todo listo para todas las situaciones posibles y que ninguna me coja por sorpresa. Uff, eso sí sonó como yo: es un verdadero gusto hablar conmigo.

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